Sentimientos líquidos.

Mar 16, 2021

A veces quiero llorar y no puedo.

Siento como los sentimientos salen de mi pecho y viajan hacia arriba entre mis capas delgadas de la piel. Antes pensaba que subían entre mis huesos y músculos pero ahora he notado que la sensación está mucho más afuera, a unos milímetros de la superficie. Casi en mis poros. No sé si con los años se me han ido moviendo o mas bien mis capacidades de percepción se han afinado y siempre fue así.

Lo que he notado es que nacen de un calor que me sucede en el centro del cuerpo y suben, a veces recorren mis brazos y otras se va directo hacia mi cabeza, me resulta claro que están buscando una salida a través de mis orificios. Existen con el simple propósito de querérseme escapar.

Algunas veces, cuando están haciendo su recorrido, pasan por mi boca, la abro y dejo que se me escapen en forma de palabras. Otras mejor me quedo callada. Con los años he aprendido que convertir sensaciones abstractas en frases no siempre es buena idea. Entonces, cuando noto que los sentimientos vienen fuertes, mejor aprieto los dientes y los labios y los encierro dentro de mí.

El problema es que cuando eso pasa buscan otra salida y se me van a los ojos. Es bien sabido que a los sentimientos les gusta ser agua, me imagino que saben que es el mejor estado de la materia para poder transitar libremente, meterse y salirse según su decisión.

Contener al agua es una ilusión, si no me crees pregúntale a la mar.

Entonces, cuando los sentimientos llegan a mis a mis ojos, los invito a que se sienten a descansar, les pregunto a qué debo su visita y los invito a esperar. Yo hago lágrimas a mis tiempos y a los de nadie más. A veces logran salir pronto y otras se quedan a existir en mi mirada y se vuelven temporalmente parte de mí. Y después, un día, cuando menos me lo espero, se logran escapar y salir de mi cuerpo, así como llegaron, cálidos y llenos de sal.

K