Voy a dejar de hacerme chiquita.

Mar 16, 2021

Esta semana una amiga me dijo "deja de hacerte chiquita para no intimidar a los demás".

De inmediato supe a lo que se refería, siempre lo he sentido, que me hago chiquita, me aplasto, minimizo mis logros, cuento las historias a medias, finjo que no sé lo que estoy haciendo. Lo he hecho toda mi vida, escribirme en minúsculas cuando en realidad yo voy en mayúsculas, con negrillas y subrayada.

Siempre me ha dado pena presumirme y hablar de mí como la gran cosa, mi mayor temor siempre ha sido ser percibida como arrogante porque si algo me choca en las personas es el ego demasiado inflado. Alguien que se la pasa hablando de si misma como lo más importante e impresionante del planeta me da una flojera que no puedo ni empezar a describirte. Esa gente hace que se me descompongan las facciones y me den nauseas al mismo tiempo y casualmente también es a la gente a la que menos les creo el cuento, ¿si perro que ladra, no muerde... humano que presume, no es?.

Y al mismo tiempo que me da repele ser presumida también creo que nosotras tenemos que ser nuestra propia porrista, la presidenta de nuestro club de fans, nuestra propia musa y decirle al mundo: mírame, esta soy yo, esto es todo lo que sé hacer, esto es lo que he logrado y soy una chingona mujer empoderada, compermiso, bai.

¿Entonces cómo le hago? con dos sentimientos totalmente opuestos. No me gusta presumir mis dones porque me da miedo convertirme en una de "esas personas" pero al no hacerlo me estoy convirtiendo en una "de estás" de las que no se expanden, y ocupa espacio y se ponen la corona que quizá se merecen.

Supongo que todo está en la manera de hacerlo, no es lo mismo proclamarte reina del universo y minimizar a las demás desde la arrogancia a reconocerte como un ser de luz y empoderarte desde tus cualidades, decir: esta soy yo, esta mujer magnífica y amorosa, capaz de manifestar y crear la vida de mis sueños. Una mujer con curiosidad y sed por la vida, dispuesta a probar de todo. Una guerrera que lucha incansablemente por lograr la paz interna. Una mujer que perdona y esta orgullosa de haber llegado hasta donde ha llegado, una mamá espectacular, una compañera de vida leal y amorosa. Una mujer trabajadora y luchona.

¡Uff, que delicia!

Eso es lo que voy a hacer, de ahora en adelante voy a decirle al mundo: esta es la mujer que soy, y es un chiiiiingo, espero que puedan con todo esto y si no, tampoco pasa nada. No soy del gusto de todo el mundo y eso también está bien.

¡Esta es la que hay!

K